
El juego de baloncesto en silla de ruedas de Nintendo "carece de sustancia", pero se controla como ningún otro que hayamos jugado, según el análisis de IGN.
Nintendo's Drag x Drive es un juego que combina unos controles únicos basados en el movimiento y el ratón con el rápido ritmo del baloncesto en silla de ruedas, y el resultado es una nueva experiencia de juego tan exigente como gratificante. No se parece a ningún otro título deportivo de Nintendo anterior, con partidos de tres contra tres que pueden ser profundos, competitivos y divertidos una vez que has aprendido sus trucos. Pero fuera de esos partidos, es escaso en características, personalización y personalidad, lo que hace difícil volver una vez que la novedad se desvanece.
En el análisis de Logan Plant para IGN, Drag x Drive se describe como un juego que se arriesga con su esquema de control, utilizando los Joy-Con 2 en "modo ratón" para reproducir los movimientos reales de empujar una silla de ruedas, lanzar a canasta y comunicarse con los compañeros de equipo. Cada Joy-Con controla un brazo, y el jugador desliza físicamente el mando por una superficie para mover las ruedas, mover la muñeca para lanzar o hacer un gesto con la mano para pedir un pase. Es un sistema ambicioso, más complicado que Wii Sports, con técnicas avanzadas que aprender y un techo de habilidad mucho más alto, pero también significa que el juego exige más paciencia -y esfuerzo físico- de lo que la mayoría de los jugadores podrían esperar.
Al principio, los controles resultan extraños, incluso toscos, porque el juego te pide que hagas cosas que ningún simulador deportivo ha hecho antes. A diferencia de los juegos de movimiento, en los que el personaje se mueve automáticamente, aquí eres tú quien controla cada empujón, frenada y giro. Esto conlleva una curva de aprendizaje más pronunciada, sobre todo cuando pierdes puntos frente a tus oponentes mientras sigues descifrando los conceptos básicos. Además, no hay botón de retroceso: el control por movimiento es la única forma de jugar. Pero una vez dominados, los controles abren toda una capa de profundidad de juego.

El único escenario combina una cancha de baloncesto tradicional con características de parque de skate, lo que permite a los jugadores hacer acrobacias llamativas para ganar puntos de bonificación fraccionarios. Un salto de conejo durante un tiro añade 0,1 a la puntuación, mientras que un mate giratorio de 540 grados añade 0,4, fomentando las jugadas de alto riesgo y alta recompensa. La defensa puede ser igual de intensa, con mecánicas de choques frontales para quitar el balón, bloqueos físicos y posicionamientos agresivos para frenar las conducciones.
La capacidad de respuesta del juego es impresionante, pero hay una pega: depende de la superficie en la que juegues. Jugar con los Joy-Con 2 sobre el regazo funciona de forma irregular, ya que factores como el tejido de los pantalones y las arrugas afectan al seguimiento. Los pantalones cortos deportivos parecen funcionar mejor, pero muchos jugadores encontrarán más fiable un escritorio o una mesa. Aun así, golpear los caros mandos contra superficies duras puede resultar desesperante.
El juego offline con bots existe, pero el corazón de Drag x Drive es la competición online. Las partidas de tres contra tres con jugadores reales son más dinámicas, y el GameChat integrado hace que la coordinación parezca una parte esencial del juego. Hasta 12 jugadores pueden reunirse en un "Parque" compartido, un espacio gris y concreto que alberga minijuegos y desafíos entre partidas. Por desgracia, el parque carece de atractivo visual, energía o actividades significativas que mantengan a los jugadores enganchados durante mucho tiempo.

Hay carreras de obstáculos cronometradas, desafíos de saltar a la cuerda y concursos de tiro con puntuaciones altas, pero la mayoría se pueden superar rápidamente. Un marcador muestra las mejores puntuaciones en tiempo real, y los poseedores de récords obtienen anillos de oro para presumir, lo que añade un agradable toque competitivo. Aun así, el contenido extra es mínimo: los minijuegos se pueden saltar y no hay un sistema de progresión más profundo que impulse el juego a largo plazo.
Los elementos desbloqueables se limitan a cascos para tu personaje, con ligeras variaciones en el diseño, como añadir orejas de conejo o pinchos. No hay posibilidad de subir de nivel a los personajes, ni pistas alternativas, ni mascotas originales o trajes temáticos que destaquen en el mundo. Comparado con otros éxitos multijugador de Nintendo, como Mario Kart o Splatoon, Drag x Drive es un juego muy pobre.
La falta de variedad y personalidad es su mayor debilidad. El núcleo del juego es sólido, con potencial real para una escena competitiva dedicada, pero no hay nada sustancial para trabajar después de la emoción inicial de dominar los controles. Esta presentación mínima contrasta con la habitual atención de Nintendo por el encanto y el detalle.
También está la ironía de su falta de accesibilidad: un juego inspirado en el baloncesto en silla de ruedas obliga a los jugadores a utilizar unos controles de movimiento físicamente exigentes, sin ningún ajuste que facilite la experiencia. Esto limita su público y lo aleja de un diseño inclusivo.
Al final, Drag x Drive es una extraña mezcla entre brillante y estéril. El juego en la pista no se parece a nada, ya que recompensa la habilidad, la creatividad y la rapidez de reflejos en cada partido. Su sistema de acrobacias hace que puntuar sea emocionante, y su mecánica defensiva captura la energía real del deporte. Pero con una sola pista, poca personalización, mínimas actividades fuera de la pista y ningún sistema de progresión convincente, le cuesta mantener la atención a largo plazo. Para los jugadores dispuestos a aprender sus inusuales controles, hay mucho que apreciar en la jugabilidad, pero para el resto, es fácil ver que se trata de un experimento efímero en la línea deportiva de Nintendo.
Si Nintendo hubiera combinado la ingeniosa jugabilidad de Drag x Drive con un mundo más rico, más variedad y opciones de control accesibles, podría haber sido un éxito rotundo. Tal y como está, es un título de nicho fascinante, que merece la pena probar por su originalidad, pero que probablemente no se gane un puesto permanente en las rotaciones de la mayoría de los jugadores.
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