
Rusia intenta apoderarse de los activos de World of Tanks porque a Ucrania le gustaba demasiado el juego
En un movimiento que parece sacado directamente de un drama de la Guerra Fría, Rusia ha decidido que es hora de ir tras World of Tanks -o más específicamente, su antiguo desarrollador Wargaming- porque la compañía... apoyó a Ucrania. Sí, en serio.
Esta semana, el fiscal general adjunto de Rusia presentó una demanda para embargar los activos de Lesta Studios, un desarrollador ruso que se separó de Wargaming en 2022. ¿El motivo? La antigua empresa matriz de Lesta ha sido demasiado amistosa con Ucrania, y ahora eso es aparentemente motivo para una adquisición gubernamental en toda regla.
"Wargaming hizo una salida estratégica de los mercados ruso y bielorruso hace tres años... sin ninguna consideración para retomarla".

Wargaming dijo "no gracias" a Rusia hace años
Rebobinemos hasta 2022. Rusia acababa de lanzar su invasión de Ucrania, y la reacción mundial fue inmediata. Muchas empresas se retiraron del mercado ruso, entre ellas Wargaming.
El estudio bielorruso-chipriota, más conocido por World of Tanks, World of Warships y World of Warplanes, se retiró de forma decisiva. Traspasaron sus operaciones rusas y bielorrusas a la dirección local a coste cero, se marcharon sin deudas y dejaron muy claro que no tenían planes de volver.
Ese mismo año, Wargaming también despidió al director creativo Sergey Burkatovskiy por apoyar públicamente la invasión.
"Ha sido despedido y ya no está en la empresa".
Pero ese no fue el final. En 2023, Wargaming lanzó paquetes de juego con temática ucraniana en seis de sus títulos, donando el 100% de los ingresos para financiar equipos médicos y ambulancias tipo C altamente especializadas para soldados y civiles ucranianos.
Por eso, cuando aparecieron vídeos de combatientes ucranianos jugando a World of Tanks cerca del frente, Rusia decidió que eso era suficiente para calificar a Wargaming -y, por extensión, a su ex filial Lesta- de amenaza.

La lógica jurídica del Estado: ¿Ahora los jugadores son terroristas?
Los fiscales rusos afirman que el propietario de Wargaming, Viktor Kisly, y Malik Khatazhaev, de Lesta, forman parte de una "asociación que lleva a cabo actividades extremistas".
El expediente judicial incluso hace referencia a la cobertura mediática que muestra a las tropas ucranianas jugando a títulos de Wargaming, utilizándolo como prueba de que el juego se ha convertido en una herramienta de moral o propaganda ucraniana.
Es un alcance salvaje. Pero el objetivo real parece bastante obvio: hacerse con el control de la antigua tecnología, la propiedad intelectual o la infraestructura de Wargaming en Rusia, aunque lleve tres años siendo independiente.
Mientras tanto, la escena ucraniana de desarrollo de videojuegos está arrasando silenciosamente
Mientras Rusia se dedica a confiscar estudios de videojuegos, Ucrania ha estado construyendo en silencio una de las escenas independientes más impresionantes de Europa, incluso en tiempos de guerra.
Título | Año | Puntuación |
---|---|---|
S.T.A.L.K.E.R.: La sombra de Chernóbil | 2007 | 82 |
Metro 2033 | 2010 | 81 |
Metro: Last Light | 2013 | 80 |
Cosacos 3 | 2016 | 70 |
Sherlock Holmes: Capítulo Uno | 2021 | 75 |
S.T.A.L.K.E.R. 2: El corazón de Chornobyl | 2025 | 73 |
Forest Reigns | 2025 | Próximamente |
La Quimera | 2025 | Próximamente |
Desarrolladores como GSC Game World, 4A Games y Frogwares han seguido creando títulos en condiciones extremas: desde el exilio, bajo bombardeos o a través de enormes pesadillas logísticas. Pero los juegos siguen saliendo.
La labor benéfica de Wargaming no es un truco de relaciones públicas aislado. Forma parte de un panorama más amplio en el que el gamedev ucraniano está emergiendo como una de las fuerzas más resistentes y creativas de los juegos de PC modernos.
No es probable que Rusia obtenga nada significativo de esta apropiación de activos. Lesta ya fue traspasada, y Wargaming se ha lavado las manos en la región. Esto parece más bien un movimiento simbólico, en parte venganza y en parte juego de poder.
Pero el mensaje es claro: Rusia ve los juegos como herramientas políticas, y las empresas que se muestren solidarias con Ucrania pueden enfrentarse a consecuencias reales si alguna vez dejan huella en la región.
También es una advertencia para los editores internacionales que siguen coqueteando con los mercados rusos. El Estado puede venir -y vendrá- a por sus filiales locales, sus ingresos y su gente si alguna vez se sale de la línea política.
"Cada ambulancia financiada ayudará a salvar cientos de vidas".
Wargaming no es perfecto. Ninguna gran editorial lo es. Pero en este caso, han trazado una línea firme, han apoyado a un país asediado y han renunciado a enormes beneficios para hacer lo que creían correcto.
Y eso, al parecer, es todo lo que se necesita ahora para ser acusado de extremismo en Rusia.
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