
Yoko Taro teme que la IA sustituya a los desarrolladores de videojuegos: "Podríamos llegar a ser como bardos"
La IA ya está empezando a introducirse en el desarrollo de videojuegos, pero ¿qué ocurrirá cuando deje de ser una herramienta y empiece a ser el creador? Legendarios desarrolladores de videojuegos japoneses como Yoko Taro, Kotaro Uchikoshi, Kazutaka Kodaka y Jiro Ishii se reunieron recientemente con Famitsu para hablar precisamente de ese temor, y el futuro que imaginan no es precisamente bonito.
Durante su mesa redonda, el grupo se centró en cómo han evolucionado las aventuras gráficas, hacia dónde se dirigen y qué podría significar para la industria el creciente poder de la IA. Para Kotaro Uchikoshi, conocido por la serie Zero Escape, el punto de inflexión ya se ha producido. Señala Detroit: Become Human, de Quantic Dream, como ejemplo de aventuras gráficas que han alcanzado un pico técnico, y afirma que sueña con crear algo parecido con un toque japonés, pero que hay un truco.
"Hay muchos juegos nuevos que quiero crear, pero con la tecnología de IA evolucionando a tan alta velocidad, temo que exista la posibilidad de que las aventuras generadas por IA se conviertan en la corriente principal".

Las preocupaciones de Uchikoshi no surgen de la nada. Las grandes compañías ya están probando la IA para escribir guiones básicos, generar arte e incluso diseñar misiones secundarias de forma procedimental. Ubisoft, por ejemplo, ha anunciado "Ghostwriter", una herramienta de IA que ayuda a crear diálogos de PNJ. Mientras tanto, los desarrolladores de S.T.A.L.K.E.R. 2 han mencionado el uso de tecnología asistida por IA para acelerar la construcción del mundo. Ya no es una teoría: está ocurriendo ahora mismo.
Yoko Taro, la mente detrás de NieR: Automata, tampoco se contuvo. Retomó la idea de Uchikoshi y la trasladó al futuro.
"Yo también creo que los creadores de juegos pueden perder su trabajo por culpa de la IA. Existe la posibilidad de que dentro de 50 años, los creadores de juegos sean tratados como bardos".
En otras palabras, los creadores humanos podrían acabar convirtiéndose en figuras nostálgicas, respetadas e incluso románticas, pero que ya no son fundamentales para el desarrollo general. Igual que los bardos medievales contaban las historias que ahora cuentan las editoriales y los medios de comunicación.

Cuando se les preguntó si la IA podría recrear realmente la narración retorcida y surrealista que hizo destacar a juegos como NieR, Danganronpa y 428: Shibuya Scramble, tanto Yoko Taro como Jiro Ishii estuvieron de acuerdo en que era posible. Esa es la parte escalofriante. La IA ya no se limita a escupir juegos genéricos de imitación; puede imitar estilos narrativos complejos, retorcer tramas y crear desenlaces emocionales que parecen inquietantemente "humanos".
Kodaka, el creador de Danganronpa, tiene una opinión ligeramente distinta. Admitió que, aunque la IA pudiera ser capaz de copiar estilos a la perfección, seguiría careciendo de la verdadera alma de un creador.
"La IA podría escribir un escenario de juego al estilo de David Lynch, pero el propio Lynch podría, a cambio, cambiar deliberadamente su propio estilo, y aún así acabaría sintiéndose auténtico y lynchiano".
Básicamente, la IA podría ser buena remezclando lo que ya existe, pero ¿la evolución impredecible de un verdadero artista humano? Eso queda un paso más allá.
Aun así, incluso con esta débil esperanza, Yoko Taro predijo una nueva forma de contar historias: en lugar de intentar clonar a escritores famosos, la IA podría crear experiencias totalmente nuevas adaptadas específicamente a cada jugador. Imagina un juego de aventuras que cambia y se curva en función de tus elecciones, no sólo en el sentido de "ramificar caminos", sino generando rutas, tramas y personajes enteros de forma dinámica para adaptarse a tu estilo de juego y tus gustos personales.

A primera vista, parece increíble. Las historias personalizadas podrían dar lugar a algunos de los juegos más envolventes que jamás hayamos visto. Pero Kodaka señaló el coste oculto. Si todo el mundo juega su propia historia hiperpersonalizada, ya no habrá experiencia compartida. Ningún nuevo fenómeno cultural mundial. Ni momentos del tipo "¿Has terminado Final Fantasy VII?" o "¿Recuerdas ese giro en Danganronpa?". El juego se volvería más solitario y, posiblemente, menos mágico.
Esta discusión no es sólo filosófica. Si nos fijamos en el panorama actual, los estudios se precipitan hacia la IA como si fuera un bote salvavidas. Square Enix ha anunciado recientemente que se centrará en la IA para reducir los costes de desarrollo. NVIDIA está impulsando los activos generados por IA para acelerar la producción de juegos. Incluso los desarrolladores independientes están experimentando con la IA para construir niveles, crear diálogos y equilibrar las mecánicas de juego.

Algunas de estas cosas son estupendas para el flujo de trabajo. Nadie lamenta la muerte de las tediosas misiones secundarias de relleno. Pero el temor expresado por Taro y sus colegas es que, al resolver estos problemas, podríamos perder la esencia de por qué la gente se enamoró de los juegos en primer lugar: la rareza, la imprevisibilidad, los defectos humanos genuinos que hacían que los mundos se sintieran vivos.
Es un futuro que se acerca rápidamente, nos guste o no. Y según algunos de los mejores narradores que han conocido los videojuegos, podríamos estar ante la última generación en la que la parte "humana" de la "creatividad humana" sigue ocupando el primer puesto.
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