El primer torneo de esports no fue de CS ni de LoL, sino de Spacewar y un poco de cerveza

Imagínese esto: estamos en 1972. Los ordenadores son del tamaño de armarios. Super Mario aún no existe. Y en algún lugar del sótano de la Universidad de Stanford se está celebrando algo revolucionario: el primer torneo de deportes electrónicos de la historia.

¿Su nombre? Las Olimpiadas Intergalácticas de Guerra Espacial. ¿Suena a broma? Pues no. Se trataba de una competición real centrada en Spacewar, un juego de 1962 en el que dos cohetes -la Aguja y la Cuña- intentaban derribarse mutuamente evitando una estrella gravitatoria en el centro de la pantalla.

Este juego no era llamativo. No tenía trazado de rayos ni gráficos ultra HD. Pero tenía algo más importante: tensión, movimiento, estrategia y la dosis justa de caos.

El Campeón de la Galaxia

¿El ganador de este enfrentamiento cósmico? Un estudiante de posgrado de Stanford de 33 años llamado Bruce Baumgart. ¿Su recompensa? No un premio de un millón de dólares, sino algo mucho más apropiado para la época: una suscripción a la revista Rolling Stone... y una cerveza. ¿Modesto? Desde luego. Pero en aquella época, era la máxima insignia de honor para los empollones.

El visionario detrás de la locura

El evento fue organizado por Stewart Brand, periodista y visionario cultural que vio algo más que circuitos y código en la informática primitiva: vio el futuro de la cultura.

En su artículo para Rolling Stone, describió: "De forma fiable, en cualquier momento de la noche (es decir, fuera del horario laboral) en Norteamérica cientos de técnicos informáticos están fuera de sus cuerpos, encerrados en un combate espacial a vida o muerte proyectado en pantallas de tubo de rayos catódicos, durante horas enteras, destrozándose los ojos, entumeciéndose los dedos al machacar frenéticamente los botones de control, matando alegremente a su amigo y malgastando el valioso tiempo de ordenador de sus empleadores".

¿Y sinceramente? Tenía razón. Todo lo que ahora asociamos con los deportes electrónicos -desde las retransmisiones en Twitch hasta los campeonatos mundiales- puede remontarse a esa pantalla caótica y brillante y a dos naves pixeladas que intentan no estrellarse contra una estrella.

¿Y el fotógrafo?

Este momento legendario de la historia de los videojuegos fue capturado nada menos que por una joven Annie Leibovitz.

Sí, la Annie Leibovitz que más tarde fotografiaría a John Lennon, la Reina Isabel e innumerables iconos más.

Así que no, los deportes electrónicos no empezaron con CS:GO o League of Legends. Empezaron con cohetes, gravedad y un poco de cerveza. Y todo empezó en un polvoriento sótano universitario con un puñado de soñadores y una visión de lo que podían ser los juegos.